27 marzo 2006

Una escuela en el fin del mundo

Una escuela en el fin del mundo
Siete escolares de 6 a 14 años estudian en un colegio en la Antártida rodeado de hielos
B. L. - Madrid
EL PAÍS - 27-03-2006

Chile convoca cada dos años una dura oposición para vivir en esta base

En un inmenso bloque de hielo, en el extremo norte de la Antártida, a 62 grados sur, está la isla Rey Jorge. Allí nació hace 21 años la Villa de las Estrellas. La temperatura media anual es de cinco grados bajo cero, suficiente para hacer la vida imposible a los microbios. El lugar civilizado más cercano está a 1.200 kilómetros, en el continente americano. Este recóndito lugar surgió para alojar a las familias de los miembros de las fuerzas aéreas chilenas de la base militar cercana, Eduardo Frei. Allí se encuentra la escuela más austral de la tierra: la F50 Villa de las Estrellas.

Es donde estudia Nicolás Naour, de 14 años; en un pabellón alfombrado, cálido, con tres aulas, un gimnasio, una sala de ordenadores y dos baños. Podría ser cualquier colegio rural pero en la Villa de las Estrellas pasan cerca de tres meses al año aislados del resto del mundo, aunque disponen de teléfono, Internet y hasta cuatro canales de televisión por cable. Siete alumnos -de 6 a 14 años- y dos maestros componen esta peculiar comunidad escolar. Estudiar en el fin del mundo tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas. "Lo mejor de vivir en la Antártida es la naturaleza, los colores, aprender y ver muchísimos animales de cerca. También me gusta el silencio, la tranquilidad y pasar con mi familia la mayor parte del día. Lo peor: la falta de luz en invierno (junio, julio y agosto), sólo hay cinco horas de sol, aunque luego en verano, no hay noche, sólo penumbra. Cuando hace mucho frío o hay tormentas no se puede salir a la calle así que estás en casa y estudias mucho más de lo normal", explica Nicolás por correo electrónico desde la Villa de las Estrellas.

Nicolás nació en el desierto de Atacama (Chile) aunque vive entre el hielo con sus padres. Allí conviven cerca de 20 familias (unas 70 personas) que pasan periodos de dos años en esta remota aldea. Como en cualquier pueblo hay maestros, banqueros, científicos, técnicos, dependientes del supermercado y, como Nicolás, familiares de los militares de las Fuerzas Aéreas Chilenas.

El colegio lo inauguró hace 21 años el escritor chileno Gonzalo de Rojas. Depende del Ministerio de Educación y sigue los mismos programas que cualquier otro del país. Es un centro con aulas unitarias en las que se agrupan alumnos de distintos cursos. "Es una de las dificultades, pero los chicos tienen la ventaja de recibir una enseñanza más personalizada", explica Dennis Harvey, comandante de la Base Eduardo Frei que ha visto pasar varias promociones por la Villa. Las tasas de fracaso escolar son menores que la media del país.

Desde su inauguración han pasado por allí más de 100 alumnos y 20 profesores. Cada dos años el gobierno chileno convoca una oposición para vivir dos años en esta base. Para ser profesor en la escuela F50 hay que pasar decenas de pruebas: un intenso concurso, exámenes de salud y psicológicos que garanticen la tolerancia al aislamiento, cursos de primeros auxilios y habilidades contra incendios, muy frecuentes y peligrosos en ese entorno. Además, antes de llegar al confín del mundo los maestros deben especializarse en informática ya que Internet es durante el invierno austral la principal vía de comunicación con el mundo civilizado. En la escuela es, además, una fuente de trabajo esencial y de integración en la comunidad educativa.

Roberto Mauricio Tapia y Violeta Anahí Cárdenas, de 34 años, son un matrimonio de profesores que superaron todas estas pruebas y aterrizaron en la Villa de las Estrellas -con sus dos hijos de 9 y 14 años- el 18 de febrero de 2003 después de una travesía estremecedora. "Éramos minúsculos en medio de la inmensidad del mar, del hielo. Sobrevolamos ballenas, icebergs, daba una tremenda sensación de aislamiento, de lejanía", explicaba entonces Violeta por correo electrónico. Dos años después regresaron a su rutina habitual. "Nuestros hijos siempre lo recordarán. Aprendieron lo que suponía estar en un espacio único en el mundo y en muy estrecho contacto con la naturaleza. Supieron lo que significa vivir en un lugar sin contaminación, donde el hombre no ha intervenido todavía. Nos sentimos muy afortunados", recuerda.

La experiencia marcó su vida: "Es lo más maravilloso que hemos vivido como familia. Es impagable. Incluso llegamos a plantearnos quedarnos allí para siempre. Sería egoísta por nuestra parte y un gran sacrificio para nuestros hijos que merecen la oportunidad de estudiar, vivir en una ciudad normal y elegir lo que quieren hacer con su futuro. Ha sido una delicia vivir en el fin del mundo, más lo sería poder volver".

26 marzo 2006

La Tercera: Clima familiar incide en rendimiento escolar más que educación de padres

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Fecha edición: 25-03-2006

El autor del trabajo plantea como ejemplo a dos familias: una de alto nivel educacional, pero llena de peleas y conflictos; y otra con baja escolaridad, pero armónica y preocupada de sus hijos. Los hijos de la primera familia tendrían menor rendimiento que los de la segunda.

Cuando un niño comienza a aprender y adquirir conocimientos, intervienen una serie de factores, entre los cuales destaca el nivel educacional de los padres, su estrato socioeconómico, características propias del menor, establecimiento educacional, profesores y familia. Estos elementos han sido ampliamente estudiados, privilegiando los factores cognitivos en la incidencia de un buen rendimiento.

Un nuevo estudio, llamado "Drogas, relaciones familiares y rendimiento escolar", realizado por la del Departamento de Economía de la U. de Chile, afirma que es el clima familiar el crucial en el aprendizaje, incluso, más que el nivel educacional de los padres.

Padres comprometidos


El economista Dante Contreras, autor del informe, explica que los resultados permiten plantear que si existen dos familias, una con padres con alto nivel educacional, pero con conflictos de pareja; y otra con baja escolaridad, pero preocupada y comprometida con la educación de sus hijos entregándoles un ambiente familiar armonioso, ese niño rendirá mucho más y mejor que el primero.

La investigación, que básicamente entrelazó datos que el experto obtuvo de Conace y del Simce, permite -según Gregory Elaqua, experto en Educación de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez-, entender porqué niños que provienen de familias muy pobres tienen rendimiento escolar destacado.

"A pesar de que la pobreza es un factor potente en términos de resultados académicos, existen otras variables, como la calidad en el hogar, que deben ser analizadas y consideradas tanto en la investigación como en las políticas públicas", asegura el especialista.

De acuerdo con la sicóloga infantil y académica de la U. Católica Neva Milicic, hace tiempo que se sabe que las variables socio-emocionales median significativamente en el aprendizaje infantil, pero este estudio lo prueba con datos masivos.

"Investigaciones de seguimiento realizadas con niños con problemas de aprendizaje versus familias funcionales y disfuncionales indican que las patologías en niños que crecen en hogares más armoniosos evolucionan favorablemente, y no así en quienes conviven con padres en crisis", sostiene.

Ambiente familiar


Para entender el efecto del clima familiar en el aprendizaje escolar, la sicóloga utiliza varias analogías: una de ellas muestra a un niño expuesto a discusiones de sus padres, en muchas de las cuales es usado como motivo de conflicto. "Por tu culpa el niño tiene malas notas", diría uno de los padres.

"Un menor puede vivir muy agobiado si se siente la causa de las peleas de sus padres. Y es sabido que la angustia bloquea el aprendizaje. Por otro lado, el niño que vive bajo tensión familiar, con padres que discuten por las noches, no duerme bien y despierta preocupado", dice Neva Milicic.

Ya se ha demostrado que el sueño es vital en el rendimiento escolar, tanto para la consolidación del aprendizaje como para la concentración que tiene el niño en clases.

Por otro lado, "un padre estresado, deprimido o desgastado por pasar muchas horas trabajando no tendrá energía para transmitir a su hijo pasión por el mundo, algo esencial para el aprendizaje infantil", concluye la profesional.
Conductas parentales v/s aprendizaje

El acompañamiento de los padres en el aprendizaje de los niños es crucial. Por esto, dice la sicóloga Neva Milicic, los papás deben reflexionar sobre sus posturas en torno a la adquisición de conocimientos de sus hijos.

Atención y disponibilidad: los niños, dice la sicóloga, deben gozar de la plena atención de sus padres, sentirse escuchados, validados y con la sensación de que estan disponibles y atentos a sus necesidades. Además, cuando lo padres se interesan por el aprendizaje de sus hijos, estos suelen rendir más.

Destacar logros: para la consolidación del aprendizaje, es indispensable que el vínculo de padres con el rendimiento de sus hijos se base en sus logros y no por sus fracasos escolares.

Fortalezas individuales: cada niño tiene habilidades y destrezas por las cuales se puede destacar y no necesariamente son cognitivas. Los padres deben aprender a descubrir cuales son las de sus hijos.

Identidad v/s crítica: este punto es especialmente sensible, explica Milicic, ya que la memoria autobiográfica de un niño se construye por lo que los padres dicen de él. Quiénes somos se basa en las descripciones, frases y sentencias que uno escucha de sus padres.

Los nexos con las emociones

El sicólogo Reinhard Pekrun, del Instituto de Educación Psicológica de la U. de Munich (Alemania), postula que las emociones pueden facilitar o debilitar el desempeño escolar de un niño.

  • Las emociones positivas, como el entusiasmo, el gusto por aprender y la felicidad mejoran la concentración y permiten un aprendizaje más profundo y permanente en los menores.
  • La vergüenza, en tanto, junto con la rabia, la desesperanza, el miedo, aburrimiento, pena y desconfianza, minan el esfuerzo y distraen la atención del alumno.
  • Estudios hechos por Unesco señalan que en el rendimiento lo que más influye no son factores como infraestructura o formación de los maestros, sino el clima emocional en el aula.

14 marzo 2006

Chile Educación 2006: Ministro Zilic - Asistencia técnica a escuelas con peores rendimientos

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Asistencia técnica a escuelas con peores rendimientos:
Zilic se la juega a fondo por "plan Traverso" para la calidad escolar

Ministro de Educación sostuvo que la exitosa iniciativa debe replicarse en regiones. Se habló, en broma, de clonar al seremi.

VÍCTOR ZÚÑIGA / ELMERCURIO.COM/ Martes 14 de marzo de 2006

Dos señales potentes dio el nuevo ministro de Educación, Martín Zilic, al iniciar ayer su gestión: buscar crear condiciones de confianza con el profesorado nacional y focalizar las políticas a la calidad y equidad de la enseñanza.

Y es por eso que tras visitar un jardín infantil en Maipú, se dirigió a la sede del Colegio de Profesores para saludar a su presidente, Jorge Pavez, y a los dirigentes nacionales del gremio.

Sobre los cinco mil maestros "rebeldes" que no se certificaron en 2005, explicó que están en contra de la forma en que se califican los desempeños, pero no contra la evaluación en sí.

"Lo que tenemos que hacer aquí es crear niveles de confianza para saber que todos somos evaluables y que todos tenemos que evaluarnos. Los profesores evalúan a sus alumnos. Los ministros de Estado son evaluados y los médicos también", dijo el ministro, quien es médico.

Pavez agradeció la visita y recordó que el magisterio tendrá durante este año negociación salarial con el Gobierno.

"Y nos interesa también avanzar en la carrera profesional", agregó el dirigente.

Zilic graficó la importancia de la calidad al señalar que Chile no va a crecer sólo por exportaciones de materias primas como cobre, pescados y bosques, sino que también por conocimiento.

Junto con recordar los avances en aspectos cuantitativos como construcción de colegios, computadores, reconoció que hay temas pendientes en calidad de la enseñanza.

Es por eso que calificó de "exitoso" el plan de asistencia técnica, con agencias privadas, aplicado por el Seremi Metropolitano de Educación, Alejandro Traverso, para las 66 escuelas críticas del Gran Santiago.

"Lo que tenemos que hacer con la experiencia de Alejandro es repetir eso en el resto de las regiones", dijo el ministro.

Humorísticamente, incluso el encargado de evaluación docente del Ministerio de Educación, Rodolfo Bonifaz, sostuvo que debe haber tranquilidad "porque vamos a clonar a Traverso", y para eso el ministro Zilic, como médico especializado en biotecnología, es un especialista.

Cox: padre de la reforma se fue

Otra de las sorpresas la dio ayer el ministro Zilic, al informar que el autor material y mentor de la reforma educacional en esa cartera, Cristián Cox, no sigue, puesto que aceptó una oferta laboral en la Universidad Católica de Chile. Se trata de un alto funcionario que llegó en marzo de 1990 con el entonces ministro Ricardo Lagos y luego trabajó con Jorge Arrate, Ernesto Schiefelbein, Sergio Molina, José Pablo Arellano, Mariana Aylwin, Sergio Bitar y Marigen Hornkohl. Tras 16 años de diseño y ejecución del proceso -con jornada escolar completa, cambio curricular y capacitación docente-, los resultados son magros, medidos por el Simce, pese a la cuantiosa inversión pública.

02 marzo 2006

A la espera del SIMCE. Chile: Educación. Una opinión del diario La Tercera.

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Chile. La Tercera, Stgo.
Fecha edición: 01-03-2006
Opinión

A la espera del Simce.
El lúgubre diagnóstico sobre la calidad de la educación convierte a los resultados del Simce en una vara importante para calibrar la gestión del gobierno saliente.


El próximo lunes, cuando apenas falten cinco días para traspasarle el poder al próximo equipo de gobierno, la ciudadanía tendrá acceso a los resultados de la prueba Simce realizada el año pasado, la principal medición que dará cuenta de la eficacia de buena parte de las políticas en materia de educación del Ejecutivo saliente. La de ese día será la radiografía más esperada al desempeño de las iniciativas diseñadas y puestas en práctica durante este sexenio que ya termina.

Aunque se trata de una materia habitualmente alejada de las disputas diarias del poder político (con la notable excepción de los períodos de campaña, como se vio a lo largo de todo el año pasado), el lúgubre diagnóstico sobre la calidad de la educación chilena convierte, o al menos así debiera entenderse, a los próximos resultados del Simce en una vara importante para calibrar la gestión del gobierno que se apronta a dejar el poder.
Esto no supone que un eventual mal desempeño, ya sea por estancamiento o deterioro, tenga que usarse para desconocer buenos manejos en otros ámbitos relevantes. No obstante eso, es indudable que si se constata un fracaso en este terreno, identificado en forma unánime como crucial para cualquier avance en aspectos como la brecha en la distribución de los ingresos y otros progresos sociales -para las posibilidades del país, en suma-, difícilmente serían aceptables los tonos autocomplacientes a la hora del adiós.

Reacciones en ese último sentido, en todo caso, tampoco serían adecuadas incluso en un escenario favorable, con mejoras significativas. El problema de la calidad de la educación, muy en especial la pública (en este caso de la básica y la media, que son las que mide el Simce) es de gran magnitud. Eso, aunque en ese caso, sin duda, habría razones fundadas para celebrar tendencias cualitativas positivas y los aciertos en la elaboración de las políticas públicas que habrían favorecido ese proceso auspicioso.

A fines del año pasado, y en sintonía con esto último, quien fuera hasta hace poco ministro de Educación admitió que, a pesar de algunos avances, sobre todo en materia de cobertura (definió la Jornada Escolar Completa, JEC, como "la más grande operación de inversión"), "los esfuerzos en educación han sido insuficientes". En forma independiente, entonces, de lo que digan los resultados del Simce el próximo lunes, es muy importante que el mundo político en general, pero muy en especial las autoridades, las que aún están en el poder y las que se aprontan a recibirlo, se preocupen de que los esfuerzos intelectuales por elaborar fórmulas para mejorar la calidad de la educación no se concentren sólo durante tiempos electorales.

En lo inmediato, sin embargo, sería absurdo desconocer la natural atención que suscitan hechos como el cambio de mando y el comienzo de un nuevo gobierno. Pero incluso aceptando eso, lo ideal sería que el debate acerca de la calidad de la educación, mucho más si no se constatan mejoras en el Simce, no quedara relegado a un segundo plano por efecto de las nuevas circunstancias políticas en el país. También, atendida la importancia del asunto, el mundo político y la ciudadanía en general debieran exigir con especial celo el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la Presidenta electa en esta materia durante la campaña.

Que todo lo anterior se produjera en un marco que considere que para avanzar en la calidad de la educación se requiere voluntad para dar pasos en el terreno de la gestión y de la institucionalidad, con un claro énfasis en la descentralización del sistema de educación pública, sería mejor. Y eso supone evitar concepciones simplistas, como aquellas que sostienen que cualquier propuesta que apunte a crear incentivos para que los colegios se preocupen de mejorar su servicio no son más que miradas cultoras de la lógica de mercado.